La generosidad con que los multimillonarios directivos de la gran banca de Wall Street financiaban organizaciones no lucrativas y fundaciones ha entrado también en crisis como consecuencia de la debacle de esas mismas entidades financieras. Según informa "The New York Times", grandes fundaciones, especialmente del área de Nueva York, sede de Wall Street, se encuentran en la "lista de grandes perdedores" de la crisis financiera.
La más afectada es la Starr Foundation, que tenía 15,5 millones de acciones de la aseguradora AIG, pero entre los damnificados están también algunas fundaciones que dependían de la generosidad de los directivos de Bear Stearns, el desaparecido banco de inversión en el que muchos directivos aportaban cada año el 4% de sus retribuciones a organizaciones caritativas.
Igualmente incierto es el futuro de la Fundación Lehman Brothers, el último gran banco al que el Tesoro norteamericano dejó hundirse antes de lanzar el plan de salvamento pendiente de aprobación por el Congreso de Estados Unidos.
Aunque la Fundación Lehman Brothers asegura que sus activos, valorados en 28 millones de dólares, están bien diversificados, no hay ninguna seguridad de que, tras el desplome del banco y su posterior compra por Barclays, sigan afluyendo contribuciones a la fundación.
Algunos altos ejecutivos de Lehman han jugado un papel importante en las actividades filantrópicas de Nueva York. Una fundación creada por el presidente de la entidad, Richard S. Fuld, dedicó 5 millones de dólares a ese tipo de actividades en 2006.
La nota de optimismo en este oscuro panorama la ha puesto la Fundación "Giving USA", que acaba de difundir un estudio, accesible en su página web, en el que asegura que la experiencia histórica demuestra que las recesiones no afectan a las donaciones y actividades filantrópicas.
Según esta fundación, "cuando la economía se sume en la incertidumbre, como en 2008, las organizaciones no lucrativas suponen que uno de los sectores claramente perjudicados será el vinculado a actividades filantrópicas", pero la experiencia histórica demuestra lo contrario.
De acuerdo con sus datos, los donativos para actividades filantrópicas han crecido todos los años en Estados Unidos desde 1969, cuando empezaron a computarse globalmente, con la única excepción de 1987.
Los donativos y contribuciones a organizaciones no lucrativas ascendieron en 2007 a 306.390 millones de dólares, un 3,9% más que en el ejercico anterior, pese al encarecimiento de los carburantes y la crisis hipotecaria.
La más afectada es la Starr Foundation, que tenía 15,5 millones de acciones de la aseguradora AIG, pero entre los damnificados están también algunas fundaciones que dependían de la generosidad de los directivos de Bear Stearns, el desaparecido banco de inversión en el que muchos directivos aportaban cada año el 4% de sus retribuciones a organizaciones caritativas.
Igualmente incierto es el futuro de la Fundación Lehman Brothers, el último gran banco al que el Tesoro norteamericano dejó hundirse antes de lanzar el plan de salvamento pendiente de aprobación por el Congreso de Estados Unidos.
Aunque la Fundación Lehman Brothers asegura que sus activos, valorados en 28 millones de dólares, están bien diversificados, no hay ninguna seguridad de que, tras el desplome del banco y su posterior compra por Barclays, sigan afluyendo contribuciones a la fundación.
Algunos altos ejecutivos de Lehman han jugado un papel importante en las actividades filantrópicas de Nueva York. Una fundación creada por el presidente de la entidad, Richard S. Fuld, dedicó 5 millones de dólares a ese tipo de actividades en 2006.
La nota de optimismo en este oscuro panorama la ha puesto la Fundación "Giving USA", que acaba de difundir un estudio, accesible en su página web, en el que asegura que la experiencia histórica demuestra que las recesiones no afectan a las donaciones y actividades filantrópicas.
Según esta fundación, "cuando la economía se sume en la incertidumbre, como en 2008, las organizaciones no lucrativas suponen que uno de los sectores claramente perjudicados será el vinculado a actividades filantrópicas", pero la experiencia histórica demuestra lo contrario.
De acuerdo con sus datos, los donativos para actividades filantrópicas han crecido todos los años en Estados Unidos desde 1969, cuando empezaron a computarse globalmente, con la única excepción de 1987.
Los donativos y contribuciones a organizaciones no lucrativas ascendieron en 2007 a 306.390 millones de dólares, un 3,9% más que en el ejercico anterior, pese al encarecimiento de los carburantes y la crisis hipotecaria.
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